12.8.05

(contingencia I) Transportes: dudas, políticas, propuesta

Estaba preparando otras cosas. Con esto de chequear información, me he demorado algo en esas motivaciones. De todas formas ya vienen. Pero hoy me dieron ganas de anticiparme con algo distinto a lo que vengo hilvanando.

En la ciudad hermana de Santa Fe de Bogotá, se llevó a cabo un plan de transporte público que dio muy buenos resultados. Tuve la oportunidad de comprobarlo en las visitas que hice hace ya unos años. Se difirieron algunas calzadas para el tráfico exclusivo de ciertos buses, logrando gran eficiencia en el cumplimiento de horarios, con un ahorro ostensible de tiempo para los usuarios, una buena infraestructura y organización en las paradas y una mejor gestión en la coordinación de los móviles. El Transmilenium. Plan que ha sido el modelo para nuestras supuestas nuevas medidas en el transporte colectivo. Sin haber visto resultados, algunos podremos preguntarnos si realmente funcionaría una modalidad similar para nuestro país, o más bien, para nuestra casi estrangulada ciudad capital, abotagada de aire contaminado y estrés. Bajo mi modesta perspectiva, diría que no logro visualizar barrera funcional alguna, si tomamos el modelo instaurado en la capital colombiana. Con un andén a un nivel distinto del de la avenida, no puede trabarse el sistema, desde el punto de vista práctico.

Habrá que preguntarse entonces, porque nuestro presidente postergó su proyecto para la gran ciudad de Santiago. Se sabe que hay un montón de intereses interconectados que han trancado la planificación original. Entre estos se encuentra el hecho de que miembros del actual gremio microbusero se adjudicaron licitaciones, contra lo que se hubiese esperado. Estos empresarios, que tienen a su haber cuestionamientos serios por manejos poco claros, lograron cumplir con los requisitos estipulados por las bases, al punto de conseguir integrarse al futuro plan, abrochando tramos claves. En la ejecución, sin embargo, no han cumplido con los plazos y han logrado trabar y suspender la puesta en marcha del proyecto, consiguiendo con esto prolongar su actual reinado al posponer la entrada de nuevos competidores.

Pero también me animo a pensar que hay otros grupos interesados en que esto no resulte. Mi experiencia lamentablemente me lleva a buscar respuestas en el terreno de la suspicacia. De ahí a que declaro espontaneidad en el juicio que voy a emitir. Es una lectura, basada en el contexto en que están ocurriendo las cosas en Chile, que no busca más que abrir una arista que invite al debate. Aceptaría que las cosas fuesen distintas. Pero me seduce la idea de que a algunos grupos de poder, no les conviene sacar los autos de las calles. Para respaldar esto habría que juntar algunos elementos que tenemos disponibles. En primer término, no digo nada nuevo si consignamos que el tema de la contaminación ambiental, no se ha adentrado lo suficientemente en la opinión pública, como para que al no haberse modernizado todavía el transporte público, comenzara a generarse un clima de descontento. Aún más, el sistema urbano de transporte terrestre se encuentra sumamente subvalorado por parte de la sociedad, lo que en mi opinión invita a la ciudadanía a aceptar los cuestionamientos que hacen las autoridades en la viabilidad del proyecto Transantiago. Creo que nuestra visión sería muy distinta, si conociésemos de cerca la experiencia bogotana, con todos los beneficios que ha constituido su modelo. No me caben dudas de que habría un amplio consenso en su adopción. Sin embargo, hay otro hecho que pudiese tener también relevancia: no veo a los grupos económicos tradicionales detrás del negocio que constituye la participación en este plan de transporte colectivo. Por el contrario, se sabe que los grandes inversionistas del país junto al gobierno, se han jugado por el negocio de dotar a la ciudad con infraestructura vial para el transporte privado, ligado a un cobro por el uso de las vías a sus usuarios. Un eficiente transporte público podría llevar a muchos ciudadanos a dejar su automóvil en casa, afectándose la recaudación en las vías urbanas concesionadas. No creo que haya un interés expreso por parte de los concesionados a interferir el trabajo de los licitados, pero indirectamente se benefician los primeros de la no puesta en marcha del Transantiago. Además, el transporte público se encuentra dominado por un tipo de empresarios que no hace mucha resonancia con la elite del país. Qué razón habría para dejar espacios en el ámbito económico que permitan el enriquecimiento de otros empresarios de menor envergadura. Como ya se han desembolsado grandes sumas de dinero privado en obras viales, es tiempo de iniciar su recuperación. Entonces, se podría sospechar de que se pueda estar influyendo en la demora o viabilidad de la puesta en marcha del Transantiago.

Si la tesis anterior es cierta y la elite del país estuviese privilegiando el uso y cobro de infraestructura vial, no sería disparatado que el Transantiago fuese negociado con el gobierno para que no viera la luz próximamente.

Siguiendo esa línea argumental, se podría especular algo similar en virtud de la absoluta deficiencia en la mantención del resto de las vías importantes -no concesionadas- de la ciudad. La excesiva inestabilidad del pavimento pudiese también llevar a automovilistas a preferir las autopistas urbanas. No pretendo afirmar que los alcaldes también tengan intereses en el asunto. Es sólo que como conductor me es insoportable usar las calles tradicionales y más atractivo tomar las vías exclusivas. Por la superficie de ambas, por lo menos, me debiese resultar indistinto tomar una u otra. El evidente descuido de las calles me despierta las mismas sospechas ya esgrimidas.

Esto no es todo. Todavía no tratamos el tema de los túneles en el Cerro San Cristóbal. En este sentido declaro que me costó un tiempo darme cuenta que el verdadero fin de su planificación, no era sólo descongestionar el acceso a Santiago por el Norte. Hace un buen tiempo que vengo considerando que la idea del MOP y los empresarios involucrados es además, encontrar como es posible lograr que más autos entren a las vías concesionadas. Esta vez mediante los túneles propuestos. De lo contrario, ¿cómo se explica que se haya congregado la anuencia de ocho alcaldes de comunas del gran Santiago, para otorgar el permiso para perforar el cerro, interviniendo el pulmón verde más importante del oriente de la ciudad? ¿En que se benefician los alcaldes que no tienen el problema de congestión en su comuna que se pretende corregir con el trazado de estos túneles? Además, ¿por qué se permite dañar el patrimonio de los chilenos que son vecinos de Pedro de Valdivia Norte, quienes se verán directamente afectados? El trazado que contrapropusieron los vecinos de este barrio, para salvaguardar su entorno, no ha sido tomado en cuenta porque implicaría bajar a la mitad las pasadas diarias por las vías concesionadas al usarse estos túneles. Las menores ganancias por el pago de peajes, resultan ser prioritarias a la hora de trazar las vías. No interesan las hectáreas de áreas verdes que se pierdan ni el valor patrimonial que esté comprometido. Estoy dejando entrever indirectamente que en este país estamos muy de acuerdo que debemos proteger la inversión económica de los grandes inversionistas, pero nadie procura proteger la inversión económica del ciudadano común. Nadie protege tu inversión.

Pero mi ingenuidad era algo mayor hace más tiempo. Cuando todavía no era público lo de los túneles, venía planteando a personas cercanas, profesionales todos, en forma privada, que la solución para la congestión de Vespucio Norte en el sector de la Pirámide era viable desde el punto de vista aéreo. Un teleférico que conecte Huechuraba con Las Condes sería una buena opción para la ciudad, evitando destruir barrios de gran categoría ni hectáreas verdes de la ciudad. La Ciudad Empresarial puede ser conectada con el otro gran centro de negocios de la ciudad, el WTC. La neuralgia económica del país puede tener una conexión aérea que permita en pocos minutos juntar ejecutivos de ambos polos. Incluso en la cima del cerro se podrían gestar salas de reuniones que pondrían a sus interlocutores en otra perspectiva en la ciudad. Nada despreciable en el terreno de la psicología. Los análisis podrían tener una ligera inclinación en el punto de vista, aunque sea desde lo más subliminal. En vez de observar desde los valles hacia arriba, podríamos acostumbrarnos a observar desde las alturas hacia abajo. La perspectiva distinta, sin duda, produciría cambios aunque al comienzo nos cueste darnos cuenta. Pero dejando ese punto para la propia divagación, el hecho de motivar a los ejecutivos a cambiar sus medios propios de transporte por uno colectivo que entregue un buen servicio y comodidad, además de evitar los malos momentos arriba del automóvil, es algo sumamente interesante. Si encima, los empleados constituidos por nuestra gran clase media, también encuentran un medio de transporte barato y que haga más eficiente el día y el humor de cada persona, no debiese haber lugar para objetar un proyecto de teleférico que atraviese transversalmente (*) el Parque Metropolitano. Es algo que sin duda entrega calidad de vida por el ahorro en tiempo, combustible, más la disminución de la contaminación por ruido y polvo. Una condición humana más sensata.

Me asusta que las autoridades en forma transversal, como Estado en general, estén privilegiando soluciones que constituyan negocios que benefician mayoritariamente a privados, ante otras opciones que implican mayores beneficios para la sociedad como un todo, aunque menores ingresos para los grupos económicos que manejan el poder.
Bahh. Lo digo, porque me parece que al menos debiésemos empezar a discutir las decisiones que se están tomando y que nos afectan directamente. Hasta que punto estaremos como sociedad, esperando a que otros tomen la iniciativa y no seamos nosotros los que entremos al ruedo y hagamos nuestras proposiciones. Por ahí me parece que va mi motivación. Que participemos todos.

Venga ese escenario para la abultada creación.

10 Ago. 05




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(*) y no vía longitudinal, como son la mayoría de las intervenciones

pd. Más información sobre los túneles en www.pedrodevaldivianorte.cl