30.4.07

si tienes duda de lo que vas a entregar, cree
en cambio si crees en lo que vas a entregar, duda



Palabras más palabras menos,
me quedó esta idea que recogí alguna vez por ahí

26.4.07

Una crónica veloz reza ‘proyecto minero daña glaciares de alta montaña’
El dinero hoy, la sed de mañana
El indio nunca buscó el oro y amó su tierra. El blanco ninguna de las dos y aún no alcanza su hartazgo ni felicidad, pero sí la amargura del indio.

La crónica permanente reza ‘cuerpos, golpes, diversión pagana, desprecios mutuos’, y sigue así la rueda
La masa se distrae, el rico saca el oro, el obrero se resigna, el indio llora silenciado, la tierra se empobrece, las sonrisas se apagan, los corazones se endurecen.

El hombre ha quitado la mirada en sí mismo. No le importa ya su propio ser, pero no se da siquiera cuenta. Mientras cava su propia tumba mira para el lado sin notarlo
y no despierta

22.4.07

A veces imagino que al dormir despierta uno en otro lugar, en otro mundo, donde se es otro hombre. Son dos las personas que alternan la misma única alma. Por eso ahora que estás aquí en este mundo, más vale que evites tormentos, tal vez estés siendo soñado por otro individuo que eres tú mismo ahora dormido en otro lugar. Así el ejercicio metafísico continua



como en los juegos de Borges
21. Abr 07

17.4.07

hay que ser justos, a murphy se le cargan muchas cosas, quizá demasiadas

8.4.07

Cuando llegué a la plaza, las dos chicas me miraban con un signo de interrogación en la frente tan grande, que con su peso les arrugaba la piel justo por encima de sus narices. Rompí yo. No me van a decir que no se van a acordar que fue ahí donde se me ocurrió, volviéndome a unos cuarenta cuerpos atrás, hacia la que ahora era subida. Parecía que les hubiese entrado un vacío hasta la garganta que les cerraba el paso del aire contenido en sus torsos. Era un silencio tan profundo por la sorpresa, que no tuve dudas de la excentricidad de mi acto. Atentado terrorista, exclamó por fin una, con una sonrisa en cara y en evidentes letras mayúsculas. Yo tampoco entendí nada de nada, agregó la otra, mientras retomábamos curso hacia nuestro destino. Se me ocurrió algo, y lo apuntaste en seguida, me interrumpieron mientras entregaba las primeras pistas. Así, en el muro, recalcó la más exaltada, con las órbitas aguzadas y en la fase dos de su asombro. Hasta que saqué de mi bolsillo las papeletas cartucho claro que a veces acompañan mis pasos errantes. Ah! dijeron en tono comprensivo, aunque me pareció que todavía una de ellas mecía su cabeza.

Mero camino y el concepto me seguía creciendo. Mientras hacíamos el trayecto en tren, a la idea ya le había salido un pie y una mano. Aún cuando ésta no me distraía del todo, ya que la interacción con mis amigas era rica y el paseo por la ciudad se tornaba excitante, mi mente, gobernada quizá por otro yo, volvía con otra pieza más que ensamblaba perfectamente. No cabía duda. Era un momento de papel. Pero el repaso de la arquitectura me era también fascinante. La diversidad y singularidad de las casas que se diseminaban en esa colina, entre prados y flores, eran muy sugerentes. Así que me mantuve acoplado hasta que se asomó una banca, un lienzo de distintos azules y un sol que apenas se sostenía. Dejé a las chicas aturdidas en la belleza y me desboqué a pasos solos. Necesitaba imprimir cada una de las salientes que habían brotado de mi ocurrencia. Pero mi apoyo no aparecía en medio de la calle, entendía que no volvería a escribir contra un paredón. Fue como me puse a anotar en diagonal sobre un parante que toleraba un no estacionar a ambos costados. Mi mente conectaba al fin mi mano derecha y empezaba a gozar de mis primeros desvaríos. Pero ya había notado yo, que un niño, que apenas hacía pie sobre su bicicleta, no hacía más que observarme. No quería cruzarle mirada para no interrumpir mi impulso. Fue insuficiente. Qué estás haciendo, me preguntó. En un intento por ponerme a su altura, qué ingenuo, y por recuperar el silencio, le contesté, estoy haciendo las tareas. No sé cuantos giros le habrá dado a esas cuatro palabras pero volvió. Y por qué las haces ahí parado. Mi auténtica risa interna me sacó del papel. Qué tipo raro habrá pensado. Es que se me ocurrió justo ahora, respondí, pero para él, eso, ya estuvo demás. La cadena se había tensado y ya halaba el piñón trasero. Antes de que se ahogara el murmullo de rayos, para mí era claro. Debo ser un rompecabezas a la comprensión mundana.



La idea
01 Abr. 07

4.4.07

¿estarán bien las prioridades en transportes?

El Estado ha gastado
* + de US$1600 ($800.000 pesos) en cada usuario de Costanera Norte
* + de US$3000 ($1.500.000 pesos) en cada usuario del Metro
* versus US$15 ($6.000) en cada usuario de Transantiago
Fuente: Ciudad Viva

2.4.07

cuando te venías a mí, de repente me salió una cara de tu hermana, así entremedio, de entre todas las tuyas