29.12.07

Aplano las calles de mis cerros de nuevo y atrás hay cien días de ausencia. Y aún se levantan las palmas desde la otra vereda, todavía se descubren sonrisas espontáneas en los encuentros y fácilmente nos enteramos de la última de cada uno de los navegantes que merodean estos suelos que enfrentan el puerto. Me parece que me faltaba eso. El calor de mi gente. Allá no hay nadie que me abrace.

6.12.07

Bueno, era porque no escribía hace un rato, ya estoy bien, no era nada

A veces me largaba con algo. Bueno, algo que brotaba de por ahí, siempre de la fuente de la vida. Pero esta vida vacía que me queda entre las cinco y las diez, sabe a poco. No puedo volcarme con algo nuevo, no nace nada. Los días se pegan entre sí, no se ve siquiera un prepicado que permita contrastar uno con otro. Encima el hielo envía sus ondas aprovechando que el balón de oro recogió sus maletas y al sur. Y yo ya pensé de todo, no dejé cabo suelto. Paso uno tal, si contesta equis entonces tal, pero si en vez calla es porque no hay interés, por ende paso atrás, en cambio me parece que en lo de los embarques para concentrados debería seguir el consejo del viejo ese, porque siempre lo mira desde un lugar alejado donde no lo puedo yo ahora ver. Así me veo repitiendo una y otra vez las mismas estrategias, porque pongo mi existencia en algo que ahora no es, y proyecto y proyecto, un modelo de realidad que no existe. Quizá porque no me quepa nada para el instante, que es el mismo de recién y casi igual al de antes. Entonces no veo nada. Ahora se escribe igual al Ahora que acabo de traspasar. Por eso pongo esta superficie blanca delante de mí, para tratar de conseguir un distingo, pero no imagino como sacarle el vacío que la invade. No tengo nada para pintarle esa cara insípida, deslavada que enarbola. Aparte con la esperanza que debe de tener, como cualquiera de ellas, de ser portadora de algún mensaje potente y, sin embargo, la elejí justo en este momento inasible para la caja de las memorias, entonces la vomito y la voy enredando y obnubilando hasta dejarla condenada a un estado vegetativo por mi egoísmo; si no estaba para rayarla tenía que haberle permitido mejor vida, pero la tomé a esta hoja, para sacarle su desierto de hielos, con el sólo objeto de protestar por tanta planicie a mi alrededor. Pero ya hablé de mi egoísmo, no tenía porque arrastrar también a esta hoja en las arenas del olvido y menos arrimarla tan cerca de este agujerooooooo