16.12.05

Voy y vuelvo

18.11.05

(ctgVI) Extensión del Metro. ¿como nos la explicamos hoy?


4 mil millones de pesos valen las nuevas extensiones que se han anunciado para el metro.
Esto es el equivalente a cuatro veces el presupuesto anual del Ministerio de la Vivienda y al 7% del Producto Interno Bruto de Chile el 2004.
Dotar de una red de Transporte Colectivo en superficie, con vías exclusivas y pago de pasaje en un punto fuera del microbús, en cambio, vale un octavo que esa cantidad de plata. La diferencia es que se trata de una red y no de una línea, como es esta extensión del metro.

Las preguntas son muchas entonces.
(a) ¿Vale la pena gastar toda esa plata en esas extensiones?
El metro es una solución de transporte del siglo XX. Se ha comprobado hoy que por mucho menos dinero las ciudades pueden dotarse de sistemas igualmente efectivos.

(b) ¿Por qué no se han hecho vías exclusivas para el Transantiago?
En este punto declaro no conocer las siguientes etapas de este plan. Sin embargo, de no estar incluídas, este tiene firmado su acta de defunción. El mayor activo con que cuenta el metro es, precisamente, el hecho de tener una vía exclusiva. Si los buses articulados las tuvieran, no habría diferencia mayor entre los tiempos de traslado en un mismo trayecto, entre los dos sistemas.

Vista esa simple argumentación, nos debiesemos volver a preguntar, (c) ¿por qué nuestro gobierno insiste en extender las líneas del metro si el costo es altísimo y los beneficios no son mayores que un buen plan de transporte colectivo en superficie?

La respuesta no es clara. Al menos no he visto voces que defiendan con argumentos de peso el nuevo alargue del metro. Sin duda hay quienes ven un trasfondo político detrás de estas declaraciones por el proceso eleccionario en que vivimos. Pero hay algo que no he visto entre la batería de conceptos que se intercambian cuando se toca el tema. La plusvalía. El aumento del valor de las viviendas que circundan a la red de metro.

(d) ¿No será este el verdadero objetivo? (e) ¿No estarán, como en casi todos los ámbitos del quehacer nacional, concertados los intereses públicos con los intereses privados de las inmobiliarias? (f) ¿No será otro negocio disfrazado de progreso y desarrollo para el país, donde en este caso, implica además un derroche de fondos?

Desgraciadamente hay que aprender a leer en entrelíneas para entender muchas de las cosas que suceden en el país.

9.11.05

(ctgV) Chile desde un periódico argentino


Mucho a dado que hablar la dirigida nota del diario La Nación de Argentina, acerca de lo que llamaron el milagro chileno. Titulado -Chile: por qué les va bien- el árticulo describe someramente las bondades que han resultado del ejercicio del sistema económico chileno. Sin embargo, la periodista que capturó la información, se limitó a describir, una sola una parte, de una sola ciudad del país. Ese sólo hecho, hace que el título no sirva y produzca un estallido de opiniones.

Copiar-Pegar, fue lo que hizo esta mañana un diario virtual nacional con este texto argentino, con el fin de preguntarle a il popolo, que opinaba de tamaña cascada de talentos y maravillas.

Nada nuevo. Los medios de comunicación buscando siempre que alguna estrella internacional o gran referente nos dirija(n) elogios, con los cuales consigamos satisfacer nuestra inseguridad. Muy recurrente en el deporte, cuya estabilidad parece estar en el ojo de un remolino, dando vueltas y vueltas, para no llegar a ninguna parte. No me gusta esta coincidencia. No me gusta que no tengamos autorreferencia y requiramos de la opinión de foráneos. Más importante sería publicar sobre las opiniones de la gente que vive en nuestro país. Esos sí que deberían ser los temas. El país requiere de la integración de las necesidades ciudadanas en el debate diario, en la agenda nacional. De momento, la prensa ingresa sus prioridades y nos mantenemos discutiendo sobre los asuntos que nos imponen, obviándose el universo.

Que opinen bien de nuestro país es muy bueno. Pero hay sesgo. En esa columna se esboza que lo micro no está bien y no se entra en el tema. Lo macro funciona, porque hubo un momento en que bastaba que todos nos pusieramos de acuerdo y se adoptaron medidas que convocaban un beneficio transversal, que acomodaba a todos los intereses del país. Pero lo micro, desde hace tanto tiempo, se dice que hay mucho por hacer. ¿Por qué no se avanza entonces? No camina porque aquí se contraponen los diversos intereses locales. Se han privilegiado, por cierto, los de los que tienen mayor poder, entonces de este equilibrio es muy complejo salir. De ahí desciende el problema de la distribución del ingreso. Una de las brechas más colosales del mundo. ¿A que se debe? A que no se conoce lo que es trabajar en equipo. Por eso no se premian a los propios jugadores. Entre hacerlo bien y no tanto, no hace diferencia, porque la remuneración no se altera. Entonces no hay amor a la camiseta. En la cancha nos pasa lo mismo. La idiosincracia chilena no sabe trabajar en equipo. Como los resultados no nos acompañan, no se sienten los colores.
Todos debemos participar en el desarrollo del país, no sólo los que logren transitar victoriosos en el Mercedes descapotable por Isidora. Si todos juegan para el mismo lado, todos ganamos. Organicemos los talentos individuales en un objetivo en común.
pd:
Para nuestros registros, de los que participaron en el foro, un 40% lo reprobó por su sesgo; un 14% tuvo una reacción moderada; un 11% sintió orgullo de ser chileno; un 10% manifestó algún repudio hacia Argentina; un 9% aprobó sin reparos el artículo; un 9% dudó del trasfondo de estos elogios por parte de Argentina; un 5% tuvo una reacción de humildad frente al hecho y un 2% sintió sana envidia por las mujeres trasandinas.

22.10.05

Libro Libre. Cultura a borbotones


Venga esa creatividad forjada en otras latitudes. Es indefectible la necesidad de adopción de suculentas ideas que remueven la cultura en ciudades foráneas, para acopiarlas bajo nuestras propias experiencias, aunarlas a nuestras íntimas vivencias.

Ayer en la hermana ciudad de Mendoza se vivió una movida cultural notable. La propuesta: Libro Libre.

Sucede que bajo del banco de la plaza, en el asiento de la micro, en la parada del trole, entre las ramas de un árbol, en el apoya codos de un bar o en una cabina telefónica cualquiera, pudieron encontrarse libros que fueron cuidadosamente olvidados por gente de amplios corazones. La idea era que si encontrabas uno, te lo pudieses llevar a casa y repasarle nuevamente sus hojas, que seguramente ya habían dejado de ser útiles hace algún tiempo.

No se trata entonces de un olvido.

El objetivo es que los libros se mantengan dentro del circuito de la lectura y que sigan difundiendo la cultura. Para participar se incitaba a abandonar un libro que hubiese dejado alguna huella al olvidador, de manera que copara al nuevo lector de esas inquietudes, produciendo un aporte real para la causa. Algo así como recomendar o compartir la buena lectura. El donante debía identificar en la primera hoja que la obra pertenece al movimiento Libro Libre. Se sugería además anotar la propia dirección de email para tener la posibilidad de seguirle el paso al deambular del libro aportado y mantener así contacto con sus momentáneos protectores. El paso final de esta propuesta es retornarlo al círculo de lectores una vez terminada su lectura, liberándolo nuevamente en un lugar público, sin antes seguir cada una de las recomendaciones anteriores.

Hay libros que salieron de Guadalajara, pasaron por Medellín, ingresaron a Argentina y definitivamente pudieron pasar por Chile. El movimiento ya se ha iniciado en otras partes del orbe y bien vale la pena que nos corresponda ahora a nosotros ingresar al giro.

Libro Libre incita a que no hayan libros que se duerman en las bibliotecas.

Quizás han habido movimientos de este tipo en el país, pero al menos yo no me he enterado de ninguno. Por tanto este comunicado, es para darle fuerza a este movimiento cultural por Valparaíso, Punta Arenas, Concepción o Santiago. Ideas o aportes para encaminar esta causa quedan bien recibidos para todos los adherentes, en este posteo.

Para más, visiten los siguientes sitios.
http://www.librolibre.net/
http://www.bookcrossing-spain.com/


Agradecimientos también a Natalia de Mendoza, quién fue quien tomó la iniciativa para que hubiese sido posible volcarla por el lado occidental de las montañas.

Libro Libre
22 oct. 05

16.10.05

Realidad política. Urge participación ciudadana

Dos bandos
Uno ha estado históricamente ligado al sector empresarial y responde a las influencias que provienen del poder económico. El otro comanda la administración pública y se beneficia de su ineficiencia, debido a la mediocre, ciega o nula fiscalización del primer bando, también llamado opositor. Son la Alianza y la Concertación.

Desde hace unas ocho décadas que la derecha ha requerido entrar a la esfera política para defender los intereses de la clase pudiente, terrateniente y empresarial, amplia dominadora del poder económico, que carece de un apoyo generalizado en la población. En un principio, las personas que la integraban, compartían una tendencia que los ligaba a esta postura, pero poco a poco sus miembros han ido dejando su independencia para terminar siendo representados hoy en día por personas que también forman parte del empresariado. Al tener intereses propios involucrados, constituyen el arte y parte de la legislación, lo que sin dudas es sesgado por su falta de autonomía en la toma de decisiones.

El ejecutivo, por su parte, ha ido perdiendo en el tiempo sus atribuciones en el ámbito económico, limitándose su acción a la mantención del orden público. Las modificaciones que ha tenido nuestra constitución política, han convocado a esa notoria disminución de atribuciones económicas para el oficialismo en favor del sector privado, que a través de organismos como el Banco Central, administra esta área, ejerciendo todo su peso para conseguir o mantener las condiciones que les son favorables. Aún así, indirectamente el gobierno se está viendo beneficiado hoy por el crecimiento económico, conforme a la mayor recaudación, que le es ampliamente conveniente.

Un acuerdo
Dos coaliciones conviven en la administración del país. Desde hace quince años laboran en conjunto y han debido sortear diversas experiencias para lograr un equilibrio. Hoy se han puesto más o menos de acuerdo en el ámbito económico y están ocupándose de rentabilizar esa comunión. El asunto es que muchos de los proyectos económicos que se están desarrollando buscan sólo el lucro de estos grupos dirigentes y manejadores del poder, más allá de los perjuicios o beneficios que impliquen éstos para el resto de la población. Es por ello que estamos siendo testigos de la aprobación de propósitos que se riñen fuertemente con el ambiente, la salud, el patrimonio nacional, etc. Por consiguiente, aspectos fundamentales para nuestra nación, que no son rentables desde el punto de vista económico, al menos en el corto plazo, quedan rezagados a la hora de ejecutar las prioridades de la agenda nacional. Áreas como la educación, tecnología, investigación, salud, protección ambiental, pobreza, no son tema. El acuerdo económico de ambas coaliciones prioriza los aspectos que benefician mutuamente a sus gestores. Las bancadas de ambos bandos han ido modelando un marco legal que les da cada vez más ventajas económicas a sus intereses (empresas), dejando desprotegidos a los ciudadanos comunes. Eso hace que el sistema esté limitado a ellos mismos, que son los que se están enriqueciendo.

Oposición y fiscalización
Lo anteriormente expresado sugiere algo. Indirectamente se está afirmando que en Chile no existe Oposición política en este aspecto. Y sin oposición, no hay fiscalización. De ahí el carácter de gravedad. Estamos desprotegidos con la actual conformación del mapa político.

Entonces quedamos supeditados a lo que pueda hacer la ciudadanía en la defensa de nuestros intereses. Para ello es fundamental que se asegure la libertad de expresión de sus miembros. Pero en Chile existen obstáculos que la limitan. En primer término los medios de comunicación, carecen de pluralismo. Éstos han sido históricamente influenciados por una ideología, la de la derecha, que es al final de cuentas la formadora de opinión pública por excelencia. Sin embargo, es indispensable que los diversos aspectos del acontecer nacional sean analizados por distintos puntos de vista para que el ciudadano se forme una opinión propia. La dificultad de los periodistas para llegar a las fuentes, la autocensura y los mecanismos ideologizados de distribución de los medios obstaculizan la libertad de expresión. La consecuencia de esto es que cuando se pierde la libertad de expresión, la sociedad queda indefensa porque desaparece la fiscalización ciudadana sobre los organismos públicos y privados, lo que da pie a la corrupción y al uso interesado de las influencias.

Representatividad y Ley Binominal
Chile es el tercer país con menor representatividad en Latinoamérica según un reciente estudio entregado por Naciones Unidas. Esto es la correspondencia que existe entre los votos ciudadanos y la verdadera repartición de los escaños parlamentarios, relación que se encuentra sumamente alejada en este país. Nada tienen que ver el uno con el otro. Esto implica que los intereses de la sociedad chilena no están siendo representados por el sistema eleccionario vigente.

La ley actual, mediante el Sistema Binominal, asegura un empate permanente entre las dos coaliciones. Esto implica un equilibrio parlamentario, que no responde a las necesidades de la ciudadanía. La contingencia no se evidencia. Por lo tanto, al ser el voto ciudadano intrascendente, debido a este empate, los políticos de ambos bandos son invitados a desincentivarse en el objetivo de la defensa de los intereses de la sociedad como un todo, ya que no necesitan de su respaldo directo. Notamos un descuido importante entre las promesas eleccionarias y sus concreciones y, como resultado, finalmente se priorizan los intereses personales y los inherentes del acuerdo parlamentario ya mencionado.

El Sistema
Binominal permite que las bancadas quiten la vista sobre los intereses ciudadanos y la pongan sobre los intereses de sus miembros.

Con esto se sugiere otra cosa. Que No existe democracia en Chile. Tanto es así, que ha llegado ha acuñarse el concepto de democracia participativa que busca explicar la irregular condición de nuestro sistema. Pero esto no es otra cosa que una tautología, ya que no hay democracia sin participación. Los parlamentarios son elegidos entonces en las cúpulas de ambas coaliciones antes de que nosotros acudamos a las urnas, ya que invariablemente el sistema hace que se repartan los asientos.


Ley Binominal y la Marginación de la Participación Ciudadana
El sistema binominal tiene otra externalidad aún más negativa. Como se requiere de una cantidad de votos importante para acceder a un escaño en el parlamento, las opciones que se han presentado desde afuera de estas dos coaliciones no logran concretarse. Eso implica que cualquier iniciativa ciudadana, por muy responsable e integral que sea, no puede encontrar su consolidación, si no es a través de los dos bandos reinantes. Estamos a merced de sus pasos. Esto significa que no pueden proliferar nuevas ideas; no pueden representarse en el Congreso grupos que hasta ahora han estado marginados, como las distintas étnias del país; no pueden encontrar asidero algunos aspectos que no traen beneficios económicos inmediatos para los representantes actuales, parte de los cuales ya los hemos enumerado; la injusticia social, que claramente no es negocio, tampoco nunca va a ser tratada responsablemente, aún cuando sea obvio que sin su atención, el país nunca va a salir del tercermundismo. Entonces, todo lo que esté fuera de las prioridades de la actual bancada, no tiene como manifestarse.

La sombra del sistema binominal, no deja que crezca nada abajo. Nada puede florecer. No hay espacio para la participación de la sociedad. La inteligencia ciudadana no puede manifestarse ya que el sistema no lo permite. Y como esos grupos de poder ya tienen un acuerdo, mientras siga vigente esta Ley que asegura esta repartición, nuestra condición no participativa va a persistir. De aquí en más.


Conclusiones, Propuestas
Son pocos los que se han dado cuenta de que realmente no tenemos oportunidades con esto del desarrollo económico. Queda de manifiesto que las bancadas no necesitan nuestro voto y por tanto no se deben a nuestras necesidades. El Sistema Binominal es un oscuro rezago de la anterior administración, que impide terminar la transición a la democracia, ya que en realidad, pareciera que no la hubiésemos siquiera iniciado.

Expuesta nuestra impotencia sobre el rol que jugamos como ciudadanos, no queda otra que ver cual es el verdadero papel que queremos jugar. Un primer gran paso es lograr que el sistema electoral parlamentario sea modificado totalmente. Para eso es necesario que se mancomunen las distintas manifestaciones ciudadanas hoy existentes en ese objetivo y en conjunto tomen la fuerza necesaria para integrar una opinión ciudadana. Sin el Sistema Binominal, se podrán exteriorizar posteriormente los demás intereses de la sociedad. De paso, permitiremos que los dos millones de jóvenes que están al margen del sistema, encuentren el terreno adecuado para su integración.

Es tiempo de que se convoquen los intereses ciudadanos. Un nuevo poder debe participar en la génesis de las políticas del país. El poder ciudadano, apartidista, sin fines de lucro, que promueva transparencia y participación; una sociedad democrática e inclusiva.

Nadie velará por tus intereses. O nos reunimos los ciudadanos y buscamos formas de participación para lograr cosas comunes que sean importantes, o vamos a terminar avasallados. Vamos a darnos cuenta cuando ya no nos queden más riquezas. Por tanto,

Aparece en tu entorno y participa.

09 Jul. 05

22.9.05

(ctgIV) Estados Unidos en Sudamérica, ¿y nosotros qué?

Estados Unidos y su política intervencionista, penetra ahora en nuestro subcontinente. Un acuerdo militar con Paraguay conviene que cuatrocientos marines norteamericanos puedan ingresar a su territorio durante los próximos 18 meses, tiempo que puede ser incluso prorrogado. Las tropas se asentarían en un lugar cercano a la frontera con Bolivia y a sus soldados se les ha concedido inmunidad. La noticia revelada por un diario argentino a mitad de este mes, ha sido escasamente difundida en nuestros medios, según he podido constatar. Para Chile al menos, este parece no ser tema.

Los tres argumentos oficiados para explicar este hecho indican que los estadounidenses sospechan que existen operaciones islámicas en la Triple Frontera, que el líder cocalero boliviano puede ser una amenaza para desestabilizar la armonía continental y que las fuerzas revolucionarias colombianas planean extenderse en el cono sur. Honestamente, me cuesta definir lo que me produce esta pobre argumentación. Levanta suspicacias, evidentemente. Mi experiencia me dice que cuando se entrega más de una razón para justificar algo, pierden éstas totalmente su validez. Si existe justificación para que no haya otra salida que la intervención, la razón debe ser una. En verdad, esto huele a podrido.

¿Por qué entonces Estados Unidos se interesa en aumentar su presencia militar en nuestro continente (recordemos que ya está en Colombia, supuestamente para combatir el narcotráfico)? ¿Qué hay detrás de esta nueva acción? ¿Cuál es la necesidad de Paraguay de entregar parte de su soberanía permitiendo la permanencia de los marines en su territorio? ¿Debe esto pasar inadvertido por nuestras casas de gobierno?

No hace falta ser analista internacional para notar que este es uno más de los mecanismos de control que quiere ejercer Estados Unidos sobre nuestros países. Mantenernos a raya. El ingreso se produce mientras Brasil se encuentra poniendo algunas condiciones precisamente a la Casa Blanca y además intenta postularse en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente. Argentina, en cambio, guapea ante el Fondo Monetario y en su estrategia internacional coquetea con Venezuela y Cuba, poniendo una cuota de preocupación a la política norteamericana, al sentir amenazado el sistema político y económico que predomina en la región. La presencia de soldados norteamericanos en un país que constituye una bisagra entre los dos países más ricos e influyentes, sin duda es una jugada estratégica que nos debiese causar preocupación. Una protesta de todo el subcontinente debiese estarse urdiendo por esta amenaza encubierta de buenas intenciones. La potencialidad de un mercado económico en el Cono Sur, no es bien vista íntimamente por el país del Norte, quien prefiere apostar a la vieja usanza de dividir para gobernar.

¿Qué llevó a Paraguay a tomar una decisión como ésta? Suponiendo que la corrupción no es parte de esta figura, seguramente la necesidad hace que cosas así sucedan. Un informe elaborado por la ONU y entregado hace un mes (*), señala que Latinoamérica es la única región del mundo en que la pobreza ha aumentado en los últimos diez años. Hay más pobres proporcionalmente que antes, lo que indica que el tema no constituye todavía una prioridad para nuestros gobernantes, sino de otra forma, habría disminuido conforme al desarrollo económico alcanzado por la región en este período. Sin embargo, Paraguay se encuentra bastante más rezagado en este contexto y seguramente resultó ser ésta una importante razón para que este convenio progresara, constituyendo una buena fuente de ingresos para amilanar sus requerimientos internos. Además, el país del Chaco supone la posibilidad de alcanzar un acuerdo de libre comercio en forma directa con el del Norte, a costa sin duda de acabar su permanencia en el Mercosur.

Resulta indispensable poner los ojos en los tratados de integración económica de la región. El Mercosur no ha sido capaz de jugar un rol que fortalezca las naciones que la conforman. En los últimos años, conforme a presiones internas y a egoísmos intrínsecos, los gobernantes de los países miembros no han logrado proyectar el submercado internacionalmente, otorgándoles ventajas a sus miembros por pertenecer a éste. El hecho de que los países remen con la proa hacia la ribera de sus intereses propios, nos encuentra desorganizados y la primera potencia mundial contragolpea y nos pega en el corazón. En todo el centro de nuestra región. Ya es tarde para que el Mercosur le exija a Paraguay que deba consultar al conglomerado sobre la posibilidad de que Estados Unidos permee nuestras fronteras. El acuerdo económico para Paraguay debe resultar lo suficientemente jugoso como para acceder, más aún si su membresía en el bloque no le reporta beneficios y sea capaz de ponerla en juego.

Chile, el mateo del barrio -adjetivo que se ha acuñado últimamente en la prensa local- parece muy complejo que pueda dar pasos pro continentales. En primer término, no tiene al continente dentro de sus prioridades, a excepción del sector privado que planea extender sus inversiones en diversos países. Sin embargo, como nación no propulsamos una política integracionista. En segundo término Estados Unidos es nuestro principal mercado, con lo cual estamos demasiado vulnerables comercialmente. Cualquier ademán de nuestra diplomacia puede poner en jaque nuestra economía. Al menos así me parece deben ser los cálculos de nuestro organismo de relaciones exteriores. Por tanto, pareciera que Chile poco o nada puede pretender hacer acerca de este hecho. A nuestros amigos sudamericanos debiésemos decirles que no cuenten con nosotros.

Los gobernantes de los distintos países sudamericanos no logran la integración económica. Sus propios intereses los hace tropezar en este objetivo. Suponiendo que el objetivo se mantuviese vigente y la conciliación de intereses fuese necesariamente lenta, ¿no será momento de que se alcancen acuerdos regionales sobre otros aspectos que no necesariamente deban remitirse a temas comerciales? Si a nivel mundial existen compromisos de disminución de emisiones, de prohibición de contaminación de los océanos, de cooperaciones en aspectos como salud y educación entre distintos países, etc. ¿por qué no podemos abordar un compromiso que implique evitar que hechos como éste se repitan por causa de las decisiones oportunistas que tome un gobernante de turno? Ya que no hemos sido capaces de superar nuestros problemas internos, podríamos ocuparnos de concordar otros lineamientos.

La intervención norteamericana no debiese ser bien vista a ojos de nuestras naciones. Es tiempo de que nos agrupemos y aunemos esfuerzos para la mantención de la soberanía en Sudamérica.



22 Sep. 05
(*) Noticia entregada el 21 agosto por CNN en español, que incluye a nuestro país.

4.9.05

(ctgIII) Aucán, daba para filmar una película


Espléndido.
Aucán Huilcamán, lonco y líder de la cultura mapuche, decide iniciar la búsqueda de apoyo para presentarse a la disputa del sillón presidencial.

Notable,
la recolección de firmas la hace montado a caballo, en un grupo de cincuenta jinetes, desde la araucanía hacia la capital.


Realmente esta noticia me conmueve. La prensa y opinión pública debiese estar resaltándolo. Un representante de esta cultura indígena busca integrarse al proceso democrático nacional. La información del inicio de recolección de firmas de Huilcamán me tomó fuera del país, lo que no me permitió tragarme las editoriales que seguramente hubieron de constatar el hecho en ese momento. Sinceramente no sé si existieron. Los diarios electrónicos, sin embargo, mostraron un comportamiento para mi esperado. Dos líneas bastante apartadas que nombraban el tema. Ningún seguimiento serio de este excelente apronte. Por momentos imagino el valor que pudiese tener el material audiovisual que contuviera esta travesía. Tiene mucho de vanguardia y espíritu. Es un gesto esencial. Sin embargo, la prensa tiende a ningunear el hecho. La opinión pública, que tampoco lo valora, seguramente se encargará de denostarlo. Eso esperaría que pasara, aunque me encantaría estar totalmente equivocado. Los ciudadanos chilenos entendemos que no hay más opciones válidas que las dos coaliciones políticas con representación legislativa del país. Para nosotros, las demás agrupaciones o movimientos no valen nada e incluso llegamos a mofarnos de su escasa votación. Entendemos que no significa nada la porcentualidad que alcanzan. Pero es la manifestación de minorías que buscan su participación (*). Recordemos que hasta no hace mucho, descolgados del pueblo mapuche buscaban la atención de los medios para luchar por sus intereses mediante incendios forestales y de propiedades privadas de grandes empresarios creando un clima de inseguridad y de enfrentamiento. Mucho mejor es que no exista ese extremismo en los pueblos. Para eso es vital que participen formalmente y que Huilcamán ejerza su derecho constitucional de ciudadano y busque representación civil dentro del contexto de nuestro proceso democrático. Es una muestra de cultura cívica.

Ahora. Que Aucán lo haga sobre el lomo de un caballo, nos hace retroceder en el tiempo. Si bien la cabalgadura fue adoptada de los españoles, es sencillo hacer una retrospectiva y situarse al menos cinco siglos atrás. Visualizo claramente a los habitantes de la franja entre el Itata y el Toltén. Historia de Chile. Nuestra historia. El factor simbólico que hace el lonco es formidable. Imagino su análogo Lejano Oeste, antes de su absorción por la civilización blanca. En nuestro caso el SurOeste, que siguió un proceso similar. Aucán nos muestra realmente como es su pueblo. Nos señala el orgullo que siente de pertenecer a él. De paso nos ejemplifica a todos los chilenos que también podríamos sentirnos más cercanos a nosotros mismos si atendiesemos nuestro origen, nuestra esencia. Hace un gran gesto de cultura.

Los mapuches son parte de nuestro patrimonio, parte de nuestra historia y aún se encuentran al margen. Debiésemos agradecer que aún se preserve esta cultura, la más importante congregación precolombina de nuestra nación. Aunque en Chile no nos hemos dado cuenta aún, representan a nuestro país y nos dan identidad. La presencia histórica del pueblo mapuche nos da una idea de pertenencia. Nos permite diferenciarnos de otros pueblos. Fundamental es que los mapuches integren formalmente la administración del país. Es indudable que se requiere su participación, como la de todo ciudadano, para que expresen sus necesidades y aporten en el desarrollo de las políticas del país.

No debemos avergonzarnos del pueblo mapuche, sino por el contrario, alegrarnos de que participen y se integren. Debemos sentir orgullo, de que una parte de Chile muestre lo mejor de ellos.

¡Qué participe el pueblo mapuche! ¿Qué problema hay?
Ojalá algún día consigan representación parlamentaria y se integren totalmente.




22 Ago. 05

(*) Me extenderé en otros comentarios sobre la verdadera participación de los chilenos y su comprensión acerca del actual sistema de gobierno

3.9.05

Patrimonio. se nos escapa por entre los dedos

Con paciente calma un hombre se levanta y deja, luego de un gran letargo, su lecho. Tibio aún su cuerpo, abre las cortinas permitiendo la sutil invasión de luz de un gran día de otoño. El sol levanta las aves y fulmina los parques y prados. Fulgurante, la gente taconea por veredas y puentes, entre pasadizos y ramblas. Una ciudad premunida de valiosos patrimonios resplandece. Se abre a un nuevo día. El hombre lo palpa al asomar sus narices por el balcón que lo acerca un poco más a ella. Experiencia el frío matinal tan puro como el manantial que reverbera pasos arriba, apenas fuera de la urbe.

Lo esencial. Seña de sabiduría. Resultado del paso del tiempo. Fruto del fin de ciclos. La vida humana, en cada cambio de etapa, termina por encontrarse con ámbitos que lo acercan mucho más a lo que constituye su esencia. Lo fundamental. Cosas simples. Aunque a veces se producen conexiones esenciales más precoces cuando se experimenta un trauma de antes-después en la vida, sólo al final de ésta, se alcanzan estados más plenos, niveles más puros. La experiencia lleva a dejar a un lado lo anexo, lo complementario, las hipérboles, la rimbombancia, lo descartable, lo propio como objetivo único. Vila Matas nos dice "nunca es tan sabrosa la fruta como cuando se pasa; el mayor encanto de la infancia se encuentra en el momento en que termina". Consecuentemente con lo que hemos declarado, en la medida que se van quemando etapas, se puede alcanzar estados más simples, donde lo medular es el único objeto. Los distractores pierden su aroma y colorido, dando paso a lo relevante: la esencia.

Es precisamente esta última, la que tiene más sin cuidado a los timoneles del motor de nuestra sociedad, a juzgar por la dirección por la cual navegamos. Lo esencial todavía no constituye un objetivo primario en nuestro desarrollo ni en nuestro quehacer como país. Nuestra esencia no nos es fundamental. En otras palabras, aún no nos reconocemos a nosotros mismos. Desde el momento en que nos invitamos a no mirar hacia atrás e intentamos dar vuelta la hoja para dar paso al futuro, no hacemos otra cosa que desconocer quienes somos y que hemos hecho. Dejamos de ocuparnos de lo que hemos experienciado y de lo que hemos aprendido como sociedad, nuestra historia común, que constituye lo que somos y que, por lo demás, es lo único que tenemos, ya que en realidad, el futuro no existe. De la misma forma, los pueblos originarios que nos antecedieron no son valorados. No admitimos su participación cultural, social ni menos genética en nuestra idiosincrasia. Las huellas de nuestros antepasados se han ido borrando, por nuestra acción destructiva o por descuido, ya que no le hemos concebido virtud alguna a sus logros conseguidos bajo condiciones que hoy también compartimos. No hemos aprendido de los nativos, a diferencia de muchas naciones, tanto más maduras que la nuestra, donde sí se les reconoce, sí se les respeta, sí se les protege y sí se les integra. Los chilenos, en cambio, nos avergonzamos de aquellos que compartieron nuestras tierras en tiempos lejanos y cuyos descendientes hoy forman parte de nuestro propio país.

Quitamos la vista sobre nosotros mismos y la ponemos en lo que no es propio.

Esto se palpa en la forma como concebimos los modelos extranjeros que se buscan introducir en nuestro país. Las oportunidades que ofrece el mundo actual no son ejecutadas desde la plataforma que constituye la sociedad chilena. Muy por el contrario, la mayor parte de las veces, se practica una copia fiel de experiencias foráneas, las cuales no necesariamente serán exitosas por muy afín que sea la imitación del modelo importado. Lo auténticamente nuestro queda fuera a la hora de incorporar iniciativas que han sido beneficiosas en otros lugares. En vez de hacerse adaptaciones, se obvía nuestra realidad social y cultural.

En la mayoría de los países del hemisferio norte, se puede vivir en entornos muy sencillos, limpios, diversos, en ciudades de múltiples tamaños, con un nutrido ambiente cultural, donde lo propio y su historia, forman parte de los ciudadanos. Están totalmente integrados en ellos. La imagen descrita de nuestro amanecedor con que despertamos en esta narración, puede ocurrir en muchas latitudes, tan peculiares como ellas mismas. Los ejemplos de gran confluencia cultural en el mundo, nos muestran como algo natural y familiar el hecho de querer desenvolverse en un entorno cálido y fraterno, lleno de las cosas más simples de la vida cotidiana. Nos evoca un lugar donde seguramente querríamos vivir. Algo esencial. Sin embargo, parece inconcebible que no quisiéramos para los chilenos una realidad así en nuestro país o, para no ir tan lejos, en nuestra propia ciudad o barrio. Algo tan cercano, como el lugar que habemos elegido para vivir y por el cual debiésemos estar dispuestos a defender y preservar. Sin embargo, nuestro patrimonio urbano tampoco constituye una prioridad para la sociedad chilena. No defendemos nuestra comunidad, porque no alcanzamos siquiera a quererla, a sentirla nuestra. Por lo tanto, no la protegemos de sus contaminantes, intervenimos sin ningún cuidado, desfiguramos y degeneramos lo que ha sido la corta era de lo nuestro, para traicionar nuestro propio patrimonio, que termina siendo nuestro ejercicio más tradicional. En forma irónica, podría perfectamente decirse que la destrucción de lo propio llega a formar parte de nuestro folclor o de nuestras actuales costumbres.

En Chile se opera en un marco estable para la inversión, donde muchas de las veces se descuidan los intereses generales. Vivimos un momento en que lo único válido es la propiedad privada y no así lo público. Como la concentración del poder se encuentra en pocas manos, se explica que, de alguna forma, las leyes protejan los bienes de esos pocos y queden descuidados los intereses de la sociedad como un todo. Esto no es más que una condición cortoplacista porque, si bien, mucho aseguran sus vidas los que conforman el pequeño grupo de poder, ni siquiera su descendencia podrá gozar de los tesoros patrimoniales que son objeto de abuso por ellos mismos. Este es un grave problema de nuestro modelo económico. El desarrollo no labora en un marco legal competente y por tanto, vemos vulnerado el patrimonio nacional una y otra vez ante las presiones económicas de esta minoría. El desarrollo no incorpora lo que significa el patrimonio de Chile y lo que nos interesa preservarlo. A nadie le hemos dicho como hay que operar en nuestro país ni tampoco hemos puesto limitaciones reales, que funcionen. Cuando alguna ley de preservación patrimonial se ha instaurado, nunca ha sido realmente adoptada y en muchas ocasiones ha caído fulminada por la elocuencia y voluptuosidad del dinero.

Aunque en los últimos años nos hemos revitalizado en muchos aspectos, no hemos dejado como país, de enfocar nuestras prioridades en proyectos e inversiones que sólo encuentran el enriquecimiento de los grupos dominantes y que no siempre dan frutos para el bien común.

La sociedad chilena, en tanto, se mantiene atónita viendo esta realidad. Nuestra despabilación, en gran parte, es fruto del trabajo comunicacional que históricamente ha efectuado nuestra prensa, que, en términos generales, no tiene un pelo de plural y ni un esbozo de independiente. El poder económico y político, a través de la información (o de la desinformación), se ha encargado de adentrar en la opinión pública sus prioridades, convirtiendo éstas en los objetivos de la sociedad como un todo. De esta forma se nos convence de que la destrucción de lo propio es parte del “progreso”, cuando en realidad, se está atendiendo a un beneficio económico para la elite dirigente. Al ruedo también salen las que constituyen nuestras grandes debilidades como sociedad: escasa participación y ejercicio de los derechos por parte de los ciudadanos, además del limitado pensamiento crítico y capacidad de debate. De esta forma, nos explicamos porque pareciera que a nadie le importa nada. Desinformados y abúlicos, la gente de nuestro país no participa ni tampoco busca forma de hacerlo.

Si nos ampliamos a un contexto continental, debemos ser el país que menos enraízamiento sentimos en Latinoamérica. De alguna forma nos visualizamos como una afortunada excepción al resto de los países del subcontinente. En este sentido, el papel que ejerce nuestro país en su entorno es muy concordante con el comportamiento interno. El no reconocimiento cultural e histórico como sociedad, nos hace sentirnos tan ajenos como anacrónicos como país, respecto de nuestros símiles en toda América. Nos sentimos "otra cosa", pero claramente "no sabemos que", porque ese sentimiento no nace de nuestras raíces. Desde lo esencial. Vemos y sentimos que tenemos poco o nada que aportar al mundo porque todavía no nos conocemos. Es una pubertad extendida que no nos permite aún visualizar cual es el destino al que queremos apuntar. No somos lo suficientemente maduros como sociedad para darnos cuenta, que nuestras raíces son el patrimonio con el cual contamos.

Para que el patrimonio cultural sea concebido como un concepto de todos los que compartimos un pasado y un presente, es necesario avanzar en la inteligencia social, es decir, en la capacidad de comprendernos a nosotros mismos, valorar nuestra esencia y luego aprender relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno.

La gente, los parques y prados, las veredas y puentes, los pasadizos y ramblas, los edificios, culturas y tradiciones. Lo más esencial y que ha sido parte de la manifestación de nuestra historia, es nuestro patrimonio. Lo que nos pertenece. El patrimonio es el producto que permite a los pueblos fortalecer sus valores y creencias, formando una idea de pertenencia a un tiempo histórico y que permite a las culturas diferenciarse de otras identidades territoriales.

Europa llegó a límites siderales para empezar a mirarse hacia adentro y crecer en la asepsia que constituye el entorno si hay objetivos comunitarios. La reacción de supervivencia, que nace en post guerra lleva a cambiar la autodestrucción por objetivos comunes de respeto y cooperación mutua para preservarse y desarrollarse.
A nuestra sociedad, no le hace falta llegar a límites tan altamente costosos. Debemos buscar en lo más íntimo de nuestro camino, ver los pasos que hemos dado, las huellas que hemos dejado en nuestra tierra, para rescatarlo y preservarlo.
Desde ahí podremos proseguir nuestro camino en forma más segura. Sin requerir de evaluaciones de los más grandes acerca de como lo estamos haciendo. Sin utilizar necesariamente modelos foráneos sino ahora también creando los propios. La confianza en las raíces. Si participan todos en este desarrollo, lo haremos de manera exponencial. Porque lo haremos desde nuestra esencia para nuestro bien común. Podremos salir al balcón a experienciar el frío matinal, puro como el manantial que reverbera pasos arriba, apenas fuera de la urbe.



Valparaíso, 28 Abril 2005

12.8.05

(contingencia I) Transportes: dudas, políticas, propuesta

Estaba preparando otras cosas. Con esto de chequear información, me he demorado algo en esas motivaciones. De todas formas ya vienen. Pero hoy me dieron ganas de anticiparme con algo distinto a lo que vengo hilvanando.

En la ciudad hermana de Santa Fe de Bogotá, se llevó a cabo un plan de transporte público que dio muy buenos resultados. Tuve la oportunidad de comprobarlo en las visitas que hice hace ya unos años. Se difirieron algunas calzadas para el tráfico exclusivo de ciertos buses, logrando gran eficiencia en el cumplimiento de horarios, con un ahorro ostensible de tiempo para los usuarios, una buena infraestructura y organización en las paradas y una mejor gestión en la coordinación de los móviles. El Transmilenium. Plan que ha sido el modelo para nuestras supuestas nuevas medidas en el transporte colectivo. Sin haber visto resultados, algunos podremos preguntarnos si realmente funcionaría una modalidad similar para nuestro país, o más bien, para nuestra casi estrangulada ciudad capital, abotagada de aire contaminado y estrés. Bajo mi modesta perspectiva, diría que no logro visualizar barrera funcional alguna, si tomamos el modelo instaurado en la capital colombiana. Con un andén a un nivel distinto del de la avenida, no puede trabarse el sistema, desde el punto de vista práctico.

Habrá que preguntarse entonces, porque nuestro presidente postergó su proyecto para la gran ciudad de Santiago. Se sabe que hay un montón de intereses interconectados que han trancado la planificación original. Entre estos se encuentra el hecho de que miembros del actual gremio microbusero se adjudicaron licitaciones, contra lo que se hubiese esperado. Estos empresarios, que tienen a su haber cuestionamientos serios por manejos poco claros, lograron cumplir con los requisitos estipulados por las bases, al punto de conseguir integrarse al futuro plan, abrochando tramos claves. En la ejecución, sin embargo, no han cumplido con los plazos y han logrado trabar y suspender la puesta en marcha del proyecto, consiguiendo con esto prolongar su actual reinado al posponer la entrada de nuevos competidores.

Pero también me animo a pensar que hay otros grupos interesados en que esto no resulte. Mi experiencia lamentablemente me lleva a buscar respuestas en el terreno de la suspicacia. De ahí a que declaro espontaneidad en el juicio que voy a emitir. Es una lectura, basada en el contexto en que están ocurriendo las cosas en Chile, que no busca más que abrir una arista que invite al debate. Aceptaría que las cosas fuesen distintas. Pero me seduce la idea de que a algunos grupos de poder, no les conviene sacar los autos de las calles. Para respaldar esto habría que juntar algunos elementos que tenemos disponibles. En primer término, no digo nada nuevo si consignamos que el tema de la contaminación ambiental, no se ha adentrado lo suficientemente en la opinión pública, como para que al no haberse modernizado todavía el transporte público, comenzara a generarse un clima de descontento. Aún más, el sistema urbano de transporte terrestre se encuentra sumamente subvalorado por parte de la sociedad, lo que en mi opinión invita a la ciudadanía a aceptar los cuestionamientos que hacen las autoridades en la viabilidad del proyecto Transantiago. Creo que nuestra visión sería muy distinta, si conociésemos de cerca la experiencia bogotana, con todos los beneficios que ha constituido su modelo. No me caben dudas de que habría un amplio consenso en su adopción. Sin embargo, hay otro hecho que pudiese tener también relevancia: no veo a los grupos económicos tradicionales detrás del negocio que constituye la participación en este plan de transporte colectivo. Por el contrario, se sabe que los grandes inversionistas del país junto al gobierno, se han jugado por el negocio de dotar a la ciudad con infraestructura vial para el transporte privado, ligado a un cobro por el uso de las vías a sus usuarios. Un eficiente transporte público podría llevar a muchos ciudadanos a dejar su automóvil en casa, afectándose la recaudación en las vías urbanas concesionadas. No creo que haya un interés expreso por parte de los concesionados a interferir el trabajo de los licitados, pero indirectamente se benefician los primeros de la no puesta en marcha del Transantiago. Además, el transporte público se encuentra dominado por un tipo de empresarios que no hace mucha resonancia con la elite del país. Qué razón habría para dejar espacios en el ámbito económico que permitan el enriquecimiento de otros empresarios de menor envergadura. Como ya se han desembolsado grandes sumas de dinero privado en obras viales, es tiempo de iniciar su recuperación. Entonces, se podría sospechar de que se pueda estar influyendo en la demora o viabilidad de la puesta en marcha del Transantiago.

Si la tesis anterior es cierta y la elite del país estuviese privilegiando el uso y cobro de infraestructura vial, no sería disparatado que el Transantiago fuese negociado con el gobierno para que no viera la luz próximamente.

Siguiendo esa línea argumental, se podría especular algo similar en virtud de la absoluta deficiencia en la mantención del resto de las vías importantes -no concesionadas- de la ciudad. La excesiva inestabilidad del pavimento pudiese también llevar a automovilistas a preferir las autopistas urbanas. No pretendo afirmar que los alcaldes también tengan intereses en el asunto. Es sólo que como conductor me es insoportable usar las calles tradicionales y más atractivo tomar las vías exclusivas. Por la superficie de ambas, por lo menos, me debiese resultar indistinto tomar una u otra. El evidente descuido de las calles me despierta las mismas sospechas ya esgrimidas.

Esto no es todo. Todavía no tratamos el tema de los túneles en el Cerro San Cristóbal. En este sentido declaro que me costó un tiempo darme cuenta que el verdadero fin de su planificación, no era sólo descongestionar el acceso a Santiago por el Norte. Hace un buen tiempo que vengo considerando que la idea del MOP y los empresarios involucrados es además, encontrar como es posible lograr que más autos entren a las vías concesionadas. Esta vez mediante los túneles propuestos. De lo contrario, ¿cómo se explica que se haya congregado la anuencia de ocho alcaldes de comunas del gran Santiago, para otorgar el permiso para perforar el cerro, interviniendo el pulmón verde más importante del oriente de la ciudad? ¿En que se benefician los alcaldes que no tienen el problema de congestión en su comuna que se pretende corregir con el trazado de estos túneles? Además, ¿por qué se permite dañar el patrimonio de los chilenos que son vecinos de Pedro de Valdivia Norte, quienes se verán directamente afectados? El trazado que contrapropusieron los vecinos de este barrio, para salvaguardar su entorno, no ha sido tomado en cuenta porque implicaría bajar a la mitad las pasadas diarias por las vías concesionadas al usarse estos túneles. Las menores ganancias por el pago de peajes, resultan ser prioritarias a la hora de trazar las vías. No interesan las hectáreas de áreas verdes que se pierdan ni el valor patrimonial que esté comprometido. Estoy dejando entrever indirectamente que en este país estamos muy de acuerdo que debemos proteger la inversión económica de los grandes inversionistas, pero nadie procura proteger la inversión económica del ciudadano común. Nadie protege tu inversión.

Pero mi ingenuidad era algo mayor hace más tiempo. Cuando todavía no era público lo de los túneles, venía planteando a personas cercanas, profesionales todos, en forma privada, que la solución para la congestión de Vespucio Norte en el sector de la Pirámide era viable desde el punto de vista aéreo. Un teleférico que conecte Huechuraba con Las Condes sería una buena opción para la ciudad, evitando destruir barrios de gran categoría ni hectáreas verdes de la ciudad. La Ciudad Empresarial puede ser conectada con el otro gran centro de negocios de la ciudad, el WTC. La neuralgia económica del país puede tener una conexión aérea que permita en pocos minutos juntar ejecutivos de ambos polos. Incluso en la cima del cerro se podrían gestar salas de reuniones que pondrían a sus interlocutores en otra perspectiva en la ciudad. Nada despreciable en el terreno de la psicología. Los análisis podrían tener una ligera inclinación en el punto de vista, aunque sea desde lo más subliminal. En vez de observar desde los valles hacia arriba, podríamos acostumbrarnos a observar desde las alturas hacia abajo. La perspectiva distinta, sin duda, produciría cambios aunque al comienzo nos cueste darnos cuenta. Pero dejando ese punto para la propia divagación, el hecho de motivar a los ejecutivos a cambiar sus medios propios de transporte por uno colectivo que entregue un buen servicio y comodidad, además de evitar los malos momentos arriba del automóvil, es algo sumamente interesante. Si encima, los empleados constituidos por nuestra gran clase media, también encuentran un medio de transporte barato y que haga más eficiente el día y el humor de cada persona, no debiese haber lugar para objetar un proyecto de teleférico que atraviese transversalmente (*) el Parque Metropolitano. Es algo que sin duda entrega calidad de vida por el ahorro en tiempo, combustible, más la disminución de la contaminación por ruido y polvo. Una condición humana más sensata.

Me asusta que las autoridades en forma transversal, como Estado en general, estén privilegiando soluciones que constituyan negocios que benefician mayoritariamente a privados, ante otras opciones que implican mayores beneficios para la sociedad como un todo, aunque menores ingresos para los grupos económicos que manejan el poder.
Bahh. Lo digo, porque me parece que al menos debiésemos empezar a discutir las decisiones que se están tomando y que nos afectan directamente. Hasta que punto estaremos como sociedad, esperando a que otros tomen la iniciativa y no seamos nosotros los que entremos al ruedo y hagamos nuestras proposiciones. Por ahí me parece que va mi motivación. Que participemos todos.

Venga ese escenario para la abultada creación.

10 Ago. 05




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(*) y no vía longitudinal, como son la mayoría de las intervenciones

pd. Más información sobre los túneles en www.pedrodevaldivianorte.cl

25.6.05

Ambiente: nosotros, el país y él

Es evidente que ningún sistema es perfecto. Consecuentemente, el chileno tampoco lo es, a pesar de sus irrebatibles éxitos conseguidos. Asimilado esto, debemos detenernos y poner atención en aquellos aspectos, en que se nos está señalando, existen compromisos serios y que, nosotros todavía, no estamos dispuestos a integrar a nuestra visión global. Nuestro sistema posee fisuras importantes que deben ser tratadas por todos para lograr su reparación al más corto plazo posible.

En Chile se están escondiendo un sinnúmero de problemas detrás de la fortaleza que constituye el éxito conseguido en la arena económica durante las últimas décadas. El considerable desarrollo económico alcanzado, ligado a un notable y permanente crecimiento, lo que, sin lugar a dudas, ha sido un aporte fundamental en fuentes de trabajo para muchos de nuestros coterráneos, está sirviendo para explicar, atenuar, ocultar o justificar todas nuestras debilidades. Aún las de carácter de urgencia.

No cabe dudas que los términos anteriormente mencionados y destacados en cursivas, traen inmensos beneficios para el país y los seguirán trayendo. Sin embargo, en muchos aspectos se está pagando un costo enorme, costo que los ciudadanos no conocemos. Algunos dirán que para conseguir progreso siempre se debe pagar algún costo, concepto también ampliamente arraigado. Sin embargo, no todo es desarrollo económico. Los países para desarrollarse requieren de una evolución cultural, social, ambiental y política, que vaya de la mano con lo económico, para que éste pueda ser integral y pueda realmente consolidarse.

Nuestros recursos naturales están siendo explotados de una manera inconmensurable. Así es, no existen medidas. Tanto empresas del Estado, como empresas privadas nacionales y transnacionales, están aprovechándose de una legislación oxidada. El marco legal que nos rige es totalmente deficiente. Sólo en la década recién pasada se incorpora la materia ambiental en nuestra constitución, pero el derecho fundamental que la reconoce, se transforma en un derecho nominal o declarativo, en la medida de que la legislación vigente ha quedado totalmente obsoleta. A esto se suma el agravante que constituye el evidente hecho de que no existe, por parte de los políticos, el interés en mejorar y actualizar la legislación para la protección de nuestros recursos. Si bien, el tema ambiental pudiese aparecernos como “nuevo”, y con ello justificarnos su tan tenue presencia en la constitución, no podemos permitir mantenernos en tal nocivo escenario, que es autofágico, por lo demás.

Los medios de comunicación, por su parte, no han cumplido con su labor de informar a cabalidad sobre cada proyecto que debe lidiar con el ambiente. Sucede que normalmente se nos muestra sólo la versión interesada y, rara vez, notamos la de los afectados. En consecuencia, nos informamos mucho más de los beneficios de un proyecto que de sus costos, los cuales son apenas soslayados aún cuando puedan ser muy evidentes. Cuesta entender, por ejemplo, que la mayor cantidad de las veces, no conozcamos la opinión científica respecto de un proyecto y su impacto. Es más, se llega a pensar que no existen científicos capacitados en el país. Los desconocemos. Es indudable que el trato tan tangencial de los costos, lleva a una pérdida de objetividad. Se realzan los beneficios y se jibarizan los costos, creando en la población una percepción distinta a la real. En definitiva, los medios conducen a una versión oficial que escapa muchas de las veces a lo que realmente está ocurriendo. Y, como no hay quien fiscalice, termina por imponerse.

La situación se torna más crítica, si se recalca que hemos puesto atención, sólo en los proyectos con fuerte impacto ambiental, que llegamos a enterarnos. Una cantidad considerable de proyectos que no se desarrollan precisamente bajo nuestras narices, no entran siquiera en cartelera. El hecho de que estos proyectos no pasen por el cedazo del debate público despierta aún más sospechas. Seguramente deben impactar fuertemente en nuestros recursos naturales, de lo contrario conoceríamos hasta el más recóndito de sus detalles. Es muy preocupante entonces, que proyectos de envergadura que se desarrollan hoy, tengan efectos desconocidos para nuestro ambiente y población. La opinión pública no conoce esos proyectos y menos sus efectos. Ni se entera. Por lo tanto, estoy insinuando no sólo un manejo mediático con lo que conocemos, sino además, una despreocupación en la investigación por parte de los agentes informativos del país. A cambio, nos entregan información fácil y de escaso peso específico.

Los chilenos tenemos 1 sólo país. Si no logramos que el desarrollo económico labore en un marco que sea sustentable para nuestro ambiente, recapacitaremos quizás cuando sea demasiado tarde.

¿Qué pasó con la contaminación del Río Loa? ¿Continúa? ¿Cómo se produjo realmente?

¿Por qué no estamos enterados de que grupos indígenas del norte del país, perdieron el sustento del agua por efecto de las explotaciones mineras y su contaminación? ¿Sabemos en que condiciones se encuentran estos chilenos que se vieron tan fuertemente vulnerados?

¿Por qué no se han mostrado en los medios los actos en defensa del Río Carmen y Huasco que se han efectuado en Londres, Santiago, en Naciones Unidas y en la propia zona, donde se objeta el proyecto Pascua Lama?

¿Por qué el canal nacional está acusado de recibir un aporte de la empresa extranjera que va a desarrollar el proyecto Pascua Lama? ¿Está conectado eso con la interpretación inexplicablemente benevolente que da el canal al proyecto, al no exponer el inmenso costo para la población y para la actividad económica que también se verá afectada? Nada puede decirse de los otros medios televisivos privados existentes, ya que pertenecen a grupos empresariales ligados a una de las tendencias del país, pero al menos el canal de todos, debe estar con todos.

¿Estamos acaso en conocimiento de que ya se han removido glaciares completos hasta su derretimiento total en otras explotaciones mineras por parte de una empresa estatal?

¿Qué sucede con el agua de Antofagasta que tiene índices altísimos de contaminación por metales pesados? ¿De dónde proviene esa tan nociva contaminación? ¿Por qué si se conoce que en esa ciudad existe la tasa más alta de cáncer de todo el país, no se hace nada al respecto? ¿Se ha conseguido alguna mejora en los últimos tiempos?

¿Y Chagres, Ventanas y El Teniente? ¿Qué se está haciendo con las evidentes transformaciones que han producido en el ambiente por su horrible contaminación?

¿Qué sabemos del manejo de los relaves mineros? ¿Han realizado ustedes un vuelo a baja altura en el país donde se ve que la basura y contaminación se pone detrás de los cerros en lugares donde nuestros ojos no la puedan ver? Es un simple engaño óptico.

¿Cuánto tomará en ponerse en marcha nuevamente el Proyecto Celco? ¿Con qué argumento se nos embaucará para asegurarnos que ya no será contaminante para el río y su entorno? ¿Quién fiscalizará eso?

¿Por qué los gobiernos y las bancadas han sido tan proclives a aprobar proyectos que no traen ningún beneficio al país, sino sólo grandes costos ambientales? ¿Por qué se llegó a pensar, por ejemplo, en la viabilidad del proyecto Alumysa, que sólo traía destrucción para una región inexplorada de nuestro país? ¿Por qué la autorización a la explotación del milenario bosque de lengas de Tierra del Fuego por empresas extranjeras? Si no se beneficia el país, ¿quién se beneficia realmente?

¿Por qué se inician proyectos sin la aprobación de los organismos ambientales oficiales existentes? ¿No requerirán de mayores atribuciones y de mayor independencia estas instituciones?

¿Cuántos innumerables proyectos que están reñidos con el ambiente, se estarán quedando fuera de esta corta lista?

Que el país es muy joven y que recién estemos conociendo estas cosas, es una estupidez. No podemos comprarnos un argumento tan burdo y vago para explicarnos que no exista legislación acorde. Si no hacemos algo, el tiempo seguirá pasando y tampoco mañana contaremos con las leyes que requerimos. Por mientras nuestro país y su enceguecida nación pagarán los costos. Más aún, lo que verdaderamente está en juego es el futuro de nuestros hijos, debido a que por ahora sólo prima el hoy y el yo.

Digamos las cosas como son:
No hay ánimo de legislar
No hay ánimo de informar
No hay ánimo de que se conozcan los verdaderos costos de cada proyecto

¿Por qué nuestros representantes no defienden nuestros intereses ciudadanos? ¿Quiénes se están beneficiando realmente?

Un dato más. He observado que muchas, aunque no todas, de las personas e instituciones que están levantando la voz declaran ser organizaciones Sin Fines de Lucro. Obviamente también, a veces, contamos con la opinión de los que están directamente afectados. Estoy sugiriendo que, de alguna forma, se nos está informando a través de fuentes que no velan por sus propios intereses económicos. Para mi eso no es tan casual. Por el contrario, esa independencia (económica) me genera credibilidad. Sin embargo, al parecer al grueso de la ciudadanía, al no ser ésta, la vía por la cual estamos acostumbrados a ser informados, nos cuesta otorgarle la cuota de credibilidad que se requiere. Por tanto, la obviamos.

Por favor,
Escuchemos, de una vez, lo que no queremos escuchar
Atendamos lo que nos están mostrando hace tanto tiempo y no estamos queriendo ver.

La plata no se come
25 Jun. 05

26.2.05

Anfiteatro inglés











Anfiteatro griego




22.2.05

Fíjate que cuando yo era niño, me decía don nico en los catorce asientos, vivía en el campo, yo te he contado, en la campiña del sur italiano, en casa de mi abuelo materno. Sí, claro en potenza, le confirmaba. Bueno, cuando yo ni siquiera pasaba el metro de altura, cabalgaba un burro, así que para subirme me tenían que ayudar. Mira de lo que me estoy acordando, lo estoy viendo, me decía. Yo iba para todos lados con mi burro; deambulaba por el pueblo, me iba a los prados, a los cerros, recorría los parronales de mesa que producía mi abuelo, todo el día sobre él. Resulta que a veces se me ponía mañoso el burro y no quería caminar, pero no era hambre porque ya se había alimentado, así que pienso ahora que estaría cansado. Un día encontré una piedra que terminaba en punta así, mostrándome la agucidad con sus dos índices, y del otro lado se redondeaba en un volumen que encajaba perfecto en el tamaño de mi palma cerrada. Entonces cuando no quería andar más, pah! lo punzaba con la piedra en la cerviz y el asino reaccionaba como arrancando hacia ningún lugar. Me obedecía inmediatamente porque le dolía así que desde ese momento me metí la piedra al bolsillo y no olvidé nunca más subirla conmigo.

Un día el burro se fue a una pileta a tomar agua, yo lo dejé porque dije este burro tiene sed. Como había una murallita circular en la fontana, que tenía cierta altura, me pude bajar. Así que me acerqué también a tomar agua y yo creo que le picó una abeja o algo porque el burro movió la cabeza fuerte y me botó al agua. Quedé entero mojado y no sabía que hacer, pero no me podía enojar con el burro porque él me llevaba, qué hacía si se iba de ahí, cómo me subía después al lomo. Así que me encaramé como estaba y me volví a casa. Apenas llegué le conté a mi abuelo lo que me había pasado, y mi abuelo me dijo, ¿cómo?, ¿el burro movió su cabeza y te tiró al agua?, ¡qué raro!, si él te quiere, ¿por qué te habrá hecho eso? Es verdad que el burro me quería si yo lo alimentaba y le daba el agua, él era mi amigo y yo también de él. ¿No será que tú le estás haciendo algo que no le gusta?, me dijo mi abuelo. Piénsalo. Piénsalo bien, nicolino, me decía.

¿Tu abuelo sabía lo de la piedra?, le pregunté inquietamente. Claro que sabía, replicó don nico, pero no me lo dijo, hizo que yo me diera cuenta sólo. Si hasta se le empezó a pelar un sector del lomo y luego se le hizo una herida ahí. Yo no me había dado cuenta antes. Así que eliminé la piedra.

Las cosas que me acuerdo de repente, qué increíble, repasaba don nico, con una cara de felicidad y los ojos en lontananza. De repente me aparecen estos recuerdos como si hubiese sido ayer que los hubiera vivido. Con razón, digo ahora, ¡por eso! Por eso me decía las cosas así mi abuelo y ahora que ya aprendí, me doy cuenta porque me las decía.

Mi complicidad fue el silencio. Cuando nos despedimos sólo sonreímos. Don nico se llevó una alegría y sus ojos de vidrio, yo, sus palabras dándose al interior de mi cráneo.




exhumación inesperada de un trozo de patio trasero
14 abr. 07

Esto, para volver

11.2.05

La mujer toma el documento mientras repasa su cara con una mirada fija. El tipo, de manos en los descansos del pantalón, le corresponde descuidadamente escaneándole también su rostro moreno, en una revisión serena. Unas cejas de buen día para esa fría mañana capitalina. La policía abre el libreto de identificación del muchacho mientras pregunta a éste su procedencia. No consigue aún respuesta cuando algo se desbarata de entre las hojas. Un bultito informe bota dos veces en el mesón y luego se aloja en medio de la alfombra al interior de la pequeña oficina de recepción aduanera. Hep!, suelta el extranjero al imaginarse haber visto caer algo desde el pasaporte, en lo que sería tal vez, su única señal de duda. Es verde, agrega seca la mujer, conforme regresa sus ojos serios a la cara del individuo dejando implícito el requerimiento de alguna explicación. La calma volcada por el andaluz le exige ir por más pruebas, por lo que toma la libreta suavemente con la yema de sus dedos y comienza a darle blandos golpecitos contra el mostrador. Cada sacudida libra una y otra traza de alguna hierba foránea, al punto de sembrar una pequeña superficie en el mesón. Qué es esto, pregunta la policía ya en forma más grave, pero sólo consigue que el hombre disponga hacia abajo las comisuras de su boca, al tiempo que en su garganta resuena un escueto murmullo con tono de ingenuidad. La policía utiliza una de las hojas duras del pasaporte para cercar los flancos de aquella materia diseminada y le hace un ademán para que éste se decidiera a prestar una aclaración coherente. Los hombros alzados del hombre ignorando el descuido, unido a su natural postura lacia, termina por desvanecer toda posibilidad de incriminación. Vencida por la displicencia del versado trotamundos, la mujer empuña el timbre y lo estampa dos veces sobre el visado, autorizando su entrada. El tipo, con alguna ligereza, envaina el documento y se echa al hombro el morral que había dispuesto entre sus tobillos para dirigirse entonces hacia las puertas de acceso del terminal. Quince pasos ciegos a un ritmo superior al promedio, paridos quizás por la íntima incertidumbre de que todavía algo pudiese deponer la venia recientemente obtenida. Su mente, atrapada aún en el sobresalto, iba observando detalles, buscando entender lo que no podía explicarse al dejarle el protagonismo estrictamente a la mera fortuna. De pronto, el hombre detiene su marcha y, brazos en jarra, vuelve ligeramente su cabeza hasta meter apenas por un costado de su rango visual, a la policía, que a tal distancia era sólo un borrador de ella. La observa por un momento. El inconveniente no le dejaba de intrigar. Únicamente le era más legible con una mirada más suspicaz, al imaginarse, análogamente, a una crupier utilizando su antebrazo y mano para recoger las apuestas del mesón mientras sentencia al público, ganó la casa. La mujer, que entonces atendía al siguiente pasajero, accidental o quizás intuitivamente, levanta y gira la cara calzando con él sus ojos. Apenas unos segundos y desacoplan. Ella vuelve a sus códigos muy tranquila. Retoma él su ruta y desaparece de la sala. Su cabeza se ve que iba meneándose levemente.





Particulares fintas de bienvenida
03 Jul. 06

Esto, para volver

9.2.05

El bondinho

Diría muy parecido a Valparaíso el lugar. Subimos con mi amigo a un tranvía esa tarde, luego de una lluvia, que en tierras colindantes a la línea imaginaria que alguien llamó cero, cuando se presenta, el aire se colma de humedad y la película que a uno lo recubre nunca se sabe si es de provisión atmosférica o fruto de alguna reverberación subcutánea.

Agregaría que, como afuerinos, no portábamos las vestiduras propias para la ocasión, ya que diferían con las de todo el resto. Que el agua se desprenda copiosa del cielo, no es sinónimo de abrigo en todos los rincones, pero por esos tiempos lo anterior todavía no nos hacía sentido.

Mi compañero se había calzado un impermeable relleno con plumas, de esos que van haciendo olas entre relleno y costuras. Quién iba a pensar, entonces, en la escena kusturiçaniana que se produciría por tal desatino.

Santa Teresa, sobre una colina que domina gran parte de la ciudad, nos acogía entre sus encantos, por esos días salvajes en que nuestra juventud se encontraba con la llave toda abierta y éramos gobernados por la locura, la cual nos hacía poner el riesgo bastante más arriba en la lista y donde todo era ir para adelante. Habrán pasado unos quince años ya, desde que hacíamos los días en la gran ciudad carioca, en un viaje de pulgares arriba y de escasos e interrumpidos duros.

Ese día había doblado su primera parte dejando ir bastante agua desde el cielo y, fue en su descanso, cuando prendimos el bondinho, aquel tranvía que siempre roba una parte de la película fotográfica de cualquiera que se haga visible en tan bello barrio de la ciudad. El transporte iba repleto a esa hora luego de la jornada, al punto que dudamos por un momento si lograríamos incorporarnos en ese giro. Con nuestros bolsillos permanentemente extenuados, optamos por viajar de pie sobre los costados, los cuales tienen diseñados especialmente una barra por arriba y una tabla por debajo en todo el largo, ubicación que no precisa hacerse de un boleto. Basta con hallar arrimo.

Pedro hubo de arquearse completamente para hacer pie en el flanco del bondinho, ya que una señora ocupaba el espacio inmediatamente interior a la posición que describía. No era del todo cómodo, pero el aventón que necesitábamos para llegar a casa sobre el cerro, no era extenso, sino sólo escarpado.

Fue la pasada por un puente donde el imprevisible absurdo apareció en pleno. Los fierros cruzados que se apostaban sobre las barandas de aquella armazón, que servían de protección a los viajantes, hizo contacto con su espalda hecha arco, la que comenzó a resbalarse sobre la estructura conforme el avance del tranvía. En segundos el primer alambrón desgarró la tela de su abrigo y montones de plumas comenzaron a flotar dentro de la máquina, mientras los cuerpos sudorosos de los viajeros iban poco a poco incorporándolas de manera ineludible. La parka terminó por liberar todo su contenido haciendo una nube de pelo aviar que se suspendió por varios minutos dentro del colectivo. El toser de los ocupantes se hizo parte entre las risotadas que causaban las pieles morenas sembradas de blancas plumas de ganso.

Desde entonces, cada vez que echo vista atrás, como hago ahora en este bar porteño en que me nombras con aprecio Santa Teresa, no hay quien no se suba a ese gallinero express y se sume a esa hilarante escena carioca. Todavía me doblo de la risa con mi propio relato, así que mejor no preguntes si he estado ahí o no.


25 Nov. 06

Esto, para volver

5.2.05

La tienda de ropa de niños

Erase una vez un niño azul enamorado del azul que estaba todo vestido de azul tenía todos sus juguetes color azul de ojos también azul. Un día encontró un niño rojo enamorado del rojo que estaba todo vestido de rojo tenía todos sus juguetes rojos y de pelo también rojo.
Es más bello el azul, decía el primer niño, es más bello el rojo respondía el otro. Así pasaban semanas enteras discutiendo, casi hasta pelearse. Es más bello el azul, es más bello el rojo, hasta que un buen día llegó una niña con los ojos azules y el cabello rojo, la falda azul y la polerita roja. ¿Cuál es el color más lindo? le preguntaba el niño del pelo rojo haciendole una caricia en su cabello rojo. ¿Cuál es el color más lindo? le preguntaba el niño de los ojos azules mirándola a sus ojos azules. La niña dijo vengan conmigo. Los tomó de la mano, los llevó a un bellísimo prado y dijo: el color más bello es el verde.

12.1.05

El Jardín Botánico










Picar las fotos para agrandar. Para volver atrás